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DIÁLOGOS SOBRE EL ABORTO “PARIR LAS HABLAS”

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bueno dejar en claro que ninguna mujer es feliz abortando

o lo hace por deporte, como se ha pretendido caricaturizar

desde los sectores más conservadores. Lo que sí es una

realidad es que existen mujeres que tienen los medios tan-

to económicos, como políticos y sociales para practicarse

abortos en condiciones seguras, mientras que la gran ma-

yoría de las mujeres del país no cuentan con dichos medios

ni redes, pasando a ser ciudadanas de segunda, tercera

y hasta cuarta clase, realizándose abortos en condiciones

indignas y en la clandestinidad.

No deja de ser llamativo el hecho de que la negación del

aborto y el derecho a decidir se relacionen con el conserva-

durismo y la derecha

política.Es

más, no somos nosotras las

que ponemos este tema como político, sino que se reconoce

abiertamente que lo personal se ha transformado en un cam-

po de batalla, mal llamada moralista, pero donde finalmente

otros y otras toman decisiones por miles de mujeres que no

quieren ser madres o simplemente no hemos decidido serlo.

Digo esto posicionándome desde el feminismo, pero no

como la caricatura que se hace vulgarmente de mujeres en

contra de hombres o la guerra de los sexos y ese tipo de

cosas, sino desde lo que es el feminismo: un referente en

las luchas, visibilizaciones y reivindicaciones de las mujeres

en la historia, es decir, como un movimiento político que va

más allá del activismo y de organizar marchas para el 8 de

marzo, sino que un agente de cambio revolucionario, capaz

de identificar problemáticas y dar soluciones a éstas.

Por lo mismo, quienes no quieren y se niegan a legislar, o sea,

cierran la opción, lo hacen aludiendo a nuestro rol de madres

y el instinto materno, casi inseparable al concepto de mujer.

Dicen ellos que todas vamos a empezar a abortar si se legisla

aunque sea lo más mínimo sobre el tema, que en este caso

sería el aborto terapéutico. Sin embargo, puedo decir que es-

tas reacciones significan algo y al final del día tienen un lado

positivo, ya que nos permite hacer una disociación de la mujer

con el instinto y el rol materno, porque si fuera natural como

ellos dicen, ¿porqué controlarlo con una ley?

Me hace pensar que todo este discurso no es más que uno

de los pilares del patriarcado, arraigado en el capitalismo

para seguir manteniéndonos oprimidas y reprimidas, para

que no pensemos, no decidamos y no actuemos sobre qué

hacer con nuestros cuerpos y nuestras vidas.

No me parece que sea positiva esta forma de ver a la mujer, ni

tampoco a la maternidad, porque es injusto. Nadie niega que

pueda ser un momento hermoso en la vida de cada mujer, pero

es sólo eso, un momento y no su vida completa. No es más

que nuestra labor como mujeres deconstruir nuevamente estos

conceptos patriarcales que se arraigan en nuestra sociedad, de

esta forma se podrá pensar a la vida social de otra forma, y al

hacer eso, la crianza y los roles, tanto de padres como de ma-

dres y las decisiones que lleven a éstos, serán diferentes.

Como reflexión final quiero agregar que en el contexto que vi-

vimos siempre alguien toma decisiones; el violador toma la de-

cisión de vulnerar los derechos de quien está violentando, los

gobiernos toman decisiones sobre el costo de la vida, sobre la

anticoncepción que se entregará en los consultorios y sobre los

métodos anticonceptivos para ofrecer a las mujeres pobres.

El problema radica en las decisiones, en poner en manos de las

mujeres las decisiones sobre sus roles y sobre la maternidad. Me

parece que hay miedo y temor a que las mujeres decidan libre-

mente, porque esto traería consecuencias que por muchos son

consideradas como negativas, como por ejemplo, desmitificar la

existencia del instinto maternal y la idea que todas las mujeres

nacen para ser madres. Es acá donde se refleja el temor de la he-

gemonía y la dominación a los procesos que de una u otra forma

podrían interpelar la naturalización de algunas realidades socia-

les. Es justamente en este punto donde la maternidad cobra gran

relevancia puesto que se presenta como uno de los elementos

más importantes y transversales para sostener la hegemonía y la

explotación del capitalismo y su inherente patriarcado.

Para mí, éste es el debate de fondo y al que mi labor de inves-

tigadora deberá seguir apuntando.

No es más que nuestra labor como mujeres deconstruir nuevamente estos

conceptos patriarcales que se arraigan en nuestra sociedad, de esta forma se podrá

pensar a la vida social de otra forma, y al hacer eso, la crianza y los roles, tanto de

padres como de madres y las decisiones que lleven a éstos, serán diferentes.