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DIÁLOGOS SOBRE EL ABORTO “PARIR LAS HABLAS”

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Una cosa que de todas formas debemos reconocer es que

en la sociedad la discusión sobre el aborto en general está

poco instalada y por sobre todo apoyada. Hablar de aborto

terapéutico nos parece a todos y todas coherente, pero es

otra la discusión para hablar del aborto en general.

Incluso quedando corto, vemos cómo sectores más reaccio-

narios se oponen a este “avance”, siendo que el aborto tera-

péutico siempre estuvo en nuestra legislación y esperamos

que “los fines terapéuticos” establecidos hasta el año ‘89

sean también establecidos de forma amplia en el proyecto

de ley actual.

La causal por violación sería la que estaría corriendo más

peligro en esta resistencia, pues es la única que avanza real-

mente en algo de autonomía de las mujeres. Acá me gusta-

ría detenerme, pues debatir sobre el embarazo producto de

violación no sólo puede quedarse en qué hacer con el feto,

sino que entra derechamente en la discusión sobre la vida

de las mujeres, sus futuros, sus derechos y la imposición a

someterse a la violencia sexual por tiempo prolongado, sólo

por ser mujer.

Esto considerando que el uso de métodos anticonceptivos

de emergencia no son eficaces en estas situaciones, cuando

la denuncia es posterior al tiempo de acción del fármaco.

Lo que usualmente ocurre cuando la violación es dentro del

entorno familiar, que es la mayoría de los casos. Vemos ne-

cesario que los términos en los que se está dando esta dis-

cusión, donde actualmente la víctima tiene que probar que

no es responsable de la agresión, cambien.

Y ¿quiénes son los que se oponen al aborto? Sin sorprender-

nos mucho de esto, son nuevamente un grupo minoritario

que intenta imponer su visión de mundo por sobre el apoyo

de la sociedad, aquellos que nos dicen que nos gusta decir

que nos violaron cuando tomamos unos tragos demás.

Quienes no estén de acuerdo por su ideología, que decidan

no hacerlo. Pero en este debate, ¿dónde queda la voluntad y

la decisión de la mujer?

Nuevamente empujamos una pelea en una arena antidemo-

crática, pero aún así hay que ganarla.

¿Por qué hablamos de una arena antidemocrática? pues nos

parece complejo que se hable de democracia, cuando exis-

tan sujetos y sujetas aún sometidas a cargas involuntarias,

marginados y marginadas y sin derecho a decidir; eso está

lejos de ser una democracia real.

Para ganar de todas formas esta pelea, este proyecto debe

ser empujado con voluntad política real. Porque si bien se

ha puesto en agenda de gobierno en años anteriores o se ha

impulsado como iniciativa parlamentaria, se ha perdido por

poca convicción.

Yo no soy partidaria de este gobierno, pero actuar con de-

cisión sería lo menos que debemos esperar; defender este

proyecto y que no se dividan, por ejemplo, las causales para

votarlo. Que se vote el proyecto de manera íntegra, pues se

supone cumple un sólo objetivo.

Y a las organizaciones de mujeres, feministas y toda la so-

ciedad organizada que defienden y defendemos la democra-

cia nos queda la tarea de impulsar un cambio más profundo

donde efectivamente exista una despenalización total, una

legislación en positivo y trabajar en derechos sexuales y re-

productivos profundos para las mujeres de Chile.

La reposición del aborto terapéutico como forma de resguardar la

vida y salud de las mujeres abre un camino necesario para construir

un nuevo escenario donde la decisión de abortar deje de ser

criminalizada como lo es hasta hoy.