Background Image
Table of Contents Table of Contents
Previous Page  24 / 42 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 24 / 42 Next Page
Page Background

UNIVERSIDAD DE CHILE

23

VIOLENCIA SEXUAL Y EMBARAZO

PRODUCTO DE VIOLACIÓN

Adela Montero Vega

Directora del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral de la Adolescencia (CEMERA), Facultad de Medicina.

L

a violencia sexual representa uno de los traumatismos

más tremendos que puede sufrir una persona. No respeta

edad, sexo, nivel socioeconómico, raza, religión, estado

civil, orientación sexual, capacidad física, mental o emocio-

nal. Se puede producir en cualquier época del año, a cual-

quier hora del día y en cualquier lugar. La evidencia señala

que la mayoría de los perpetradores son conocidos de la

víctima, mientras que la violencia sexual infantil se produce

mayoritariamente al interior de la familia.

En este capítulo se analizarán los aspectos más importantes

de la violencia sexual y sus consecuencias en la salud de

las víctimas. Conjuntamente se identificarán y describirán

las principales características relacionadas con el embarazo

producto de violencia sexual.

En nuestro país la magnitud real de esta forma de violencia

es desconocida, estimándose que dos tercios de los casos

no se denuncia. Datos de la Encuesta Nacional de Compor-

tamiento Sexual evidencian que más del 7 por ciento de

las mujeres encuestadas habían sido víctimas de violación,

constituyendo dramáticamente el inicio sexual en casi el 50

por ciento de los casos. En el 78 por ciento el agresor fue

un familiar, un conocido o la propia pareja. Información del

Servicio Nacional de Menores, Sename, revela que durante

el período 2012 y 2013 asistieron a 58 víctimas de 11 a 18

años, con embarazo producto de agresión sexual.

En relación a la prevalencia y principales características del

antecedente de violencia sexual en niñas y adolescentes, un

estudio realizado en el Centro de Medicina Reproductiva y

Desarrollo Integral de la Adolescencia (Cemera), de la Fa-

cultad de Medicina de nuestra Casa de Estudios, muestra

que en alrededor de 3500 adolescentes consultantes por te-

máticas asociadas a la salud sexual y reproductiva, el 21,6

por ciento presentaba el antecedente de violencia sexual,

correspondiendo en un 86,5 por ciento a abuso sexual y en

13,5 por ciento a violencia de índole penetrativa. La edad al

momento de la primera agresión fue: entre los 2 – 4 años (4

%); entre 5 – 9 años (41 %); de 10 – 14 años (41 %) y entre

15 – 19 años (13 %).

El 43 por ciento de las víctimas señala que el lugar de la

agresión fue en su propio hogar. En el 48,5 por ciento de los

casos el agresor era un familiar; en un 34,9 algún conocido y

sólo en el 16,5 fue un desconocido. La agresión fue reiterada

en el 39 por ciento de los casos. Al consultar por la devela-

ción, el 70 por ciento revela la agresión, siendo tardía en 45

por ciento. Sólo en un 19 por ciento ocurrió la denuncia legal

propiamente tal.

Las consecuencias de esta forma de violencia determinan un

serio impacto para la salud y calidad de vida de las víctimas.

La literatura describe un mayor riesgo de desarrollar tras-

tornos en salud mental, como depresión, trastorno de estrés

post traumático, intento suicida, trastornos de la conducta

alimentaria, alteraciones en el desarrollo de la personali-

dad, mayor probabilidad de dependencia de drogas y alco-

hol. También se asociaría a un deterioro en la salud física,

con presentación de la sintomatología incluso mucho tiempo

después de haber ocurrido el trauma, describiéndose cefa-

lea crónica, fibromialgias, alteraciones gastrointestinales,